Celebrando la vida
La costumbre va llenando todos los espacios vacíos de nuestra rutina, haciendo que perdamos la capacidad de valorar todos los elementos que le dan calidad a nuestra vida.
Así nos sucede con nuestros hijos, los queremos, nos sentimos maravillados de su presencia en nuestra vida, pero en algún momento dejamos de prestarles la atención debida; en la pareja, el día a día, la rutina y los asuntos pendientes hacen que la relación se vaya volviendo costumbre y con el tiempo se pierden los detalles, las frases y los gestos amables hasta que la relación se vuelve fría y distante; con los amigos, las distancias, el trabajo, las responsabilidades hacen que cada día sea mas difícil reunirnos para compartir…
Pareciera que todas las cosas bellas, buenas, especiales y mágicas que ocurren en nuestra vida van perdiendo nuestro interés y aprecio en la medida en que aparecen nuevas metas por alcanzar y responsabilidades por cumplir.
No permitamos que la rutina, el paso de los días y los asuntos pendientes por resolver, conviertan en costumbre todos y cada uno de los eventos esenciales en nuestra vida.
¡Renovemos la pasión y la alegría que representó para nosotros tenerlos, recibirlos, descubrirlos o alcanzarlos!
Recordemos que muchas veces en el reconocimiento de algunos de ellos, tenemos la posibilidad de volvernos a conectar con esos sentimientos positivos que renovarán casi instantáneamente la emoción y el significado que tuvieron para nosotros.
Recuperemos la capacidad de asombro y comencemos a maravillarnos por todos los pequeños y extraordinarios milagro del entorno natural donde se desarrolla nuestro día.
Hacerlo, nos devolverá la capacidad de asombro y disfrute de todos los elementos que forman parte activa de nuestro bienestar.
La naturaleza sigue siendo un maestro esencial, que nos recuerda el verdadero significado de la vida.
CELEBREMOS LA VIDA…
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